Capítulo 13
-¡No puedes
encerrarla en mi cuarto!
La escueta
contestación de Ryan consistió en guardar la llave en uno de los cajones de su
armario.-¡Podría darle un ataque de ansiedad y…no tiene bolsas cerca!
Los suaves ronquidos les llegaron nítidos desde el interior del cuarto y de seguido el carraspeo de Lena.
-No digo que le vaya a dar ahora pero… ¡La noche es larga!
La suspicaz mirada de Lena se desviaba de la puerta que daba acceso a su cuarto a las manos de Ryan.
-¿La has drogado?
-No.
-Ha caído como un saco repleto al lecho…
-…sólo he potenciado su cansancio con un suave tranquilizante. Mac se ha ofrecido para custodiarla.
-¿Eh?
-Mejor no preguntes. Dormirá como un bebé durante horas.
Lentamente, haciendo caso omiso al juramento de Lena y sin pronunciar más palabras, Ryan se encaminó a la entrada del apartamento, de un empellón cerró la puerta reforzada de acero e insonorizada y tecleó el código de cierre.
-¿Qué…haces?
-Prepararme.
Lena tragó con esfuerzo. Permanecían en el amplio salón, de frente, separados por unos metros y el espacio parecía empequeñecerse ante sus ojos.
-¿Para qué?
-Ya lo sabes, querida.
-No es un buen momento, Ryan.
-Lo es en éste caso. Carecemos de otro y créeme, cielo… querrás practicar para la ceremonia.
Se le
emborronó la periferia de su misión, quedando el único punto claro centrado en
la figura que parecía estar completamente relajado y a la espera de su contestación.
Fue a quejarse con suma efusión del trato dado pero la lengua se le trabó en el
paladar. Pegada al mismo.
Lentamente…
Esos largos
dedos habían desatado casi todos los botones negros de su camisa, tras
sacársela del interior del pantalón, sin apartar esa viva mirada de ella. Todo
se estaba precipitando y se sentía como una inexperta principiante.
-Ryan…Las manos masculinas se paralizaron y la inmensa figura se aproximó un paso, lo suficiente para alcanzar a oler de nuevo ese aroma tan propio de él.
-No tenemos otra opción, mujer.
-¿Por qué?
-Porque así se ha decidido y porque si lo dejamos pasar nos arrepentiremos. Arriesgamos demasiado si alguien no te controla y ésta es la forma de hacerlo
¿Puedo
elegir?
Los pálidos
ojos casi quemaban.-Ya no.
-Esto no está bien…
-Lo está si queremos que sobrevivas.
-Pero no…para mí.
-Puede, niña…pero nos lo debes.
Tragó saliva ante la contundencia del tono empleado por Ryan. Se sentía en parte atrapada entre muros imposibles de franquear y en parte obligada por pertenecer a un mundo que no la quería en él.
Siempre
cabía una tercera opción…
-Puedo alejarme…-No.
-Nunca me veríais de nuevo.
-No.
Dios…así no le convencería.
-Dame una maldita razón, Ryan. Dámela…porque en caso contrario, enfilaré hacia esa puerta y…
-Porque la Directora…
Suficiente.
La maldita
puerta estaba a menos de tres metros. Alcanzó a dar dos zancadas antes de que
una cálida mano aferrara la parte superior de su brazo y la girara hacia el
hombre cuyo hermoso rostro tan sólo desprendía tensión y contención.
La
inercia del giro la lanzó contra la fría
puerta, resonando en toda la entrada. Tenía ese rostro, esos labios a
centímetros de los suyos. Carnosos. Conocía su sabor…y le era imposible dejar
de mirarlos.
-Porque es
nuestro destino, Lena y éste tarde o temprano te atrapa.Tan cerca…
-Eso no lo sabes.
-Quizá, pero deseo creer que ocurrirá así.
-¿Y, si dijera que no?
-No lo harás.
-¿Y si…?
Le recorrió como si un rayo lo alcanzara. La sensación de pertenecer a ese momento, al tiempo y al lugar, a cinco centímetros del hombre que había alzado la mano para apoyar la palma contra la puerta, junto a su cabeza.
-No pienses, sólo…siente.
Lo hizo. Y
no supo…la razón.
Alzó el
rostro lo suficiente para alcanzar esos gruesos labios. No engañaba a nadie,
salvo a sí misma. Ella había dado el paso inicial y se sentía…aceptada. Algo en
Ryan que parecía envolverla, la hacía perder la cordura, la sensatez y la
odiada sensación de ser una extraña
entre los suyos.
Los
ronquidos de Fanny se difuminaron en la distancia al igual que todo a su alrededor,
salvo esos labios que no se abrían como si esperaran una señal suya. Tendrían
que esperar ya que primero quería recorrerlos con la punta de su lengua,
lentamente, esa sensitiva carne…
Le pareció
sentir un suave temblor en el cuerpo que se acercó hasta apretarse contra el
suyo, dándole calor.
Tanto calor…
Empujó
levemente con la punta de su lengua buscando…aceptación y dios…la obtuvo sin
atisbo de duda. El tumulto de sensaciones casi la asustaron pero Ryan pareció
percibirlo.
El ansia se
suavizó mientras la cálida piel que cubría la mano masculina seguía un camino
que parecía conocer pese a no haberlo recorrido nunca. Las descubiertas yemas
de sus dedos desprendían calor, la acariciaban con tanta suavidad. Ese duro
cuerpo apabullaba pero se amoldaba al suyo…
Dio un paso
más y optó por tocar el descubierto torso con sus propios dedos. Le sorprendió
la suavidad, la firmeza del duro vientre. Ascendió más, moviendo, rozando
simplemente, percibiendo con su propio cuerpo la convulsa respiración del
hombre que se dejaba tocar pese a ser conocido por distanciarse del mundo
entero.
Sus dos
manos ascendieron por ese rostro perfecto, delineando sus pómulos hasta que su
pulgar alcanzó una marca en su sien. Rastros de lucha. Las mismas que casi
siempre procuraba mantener ocultas. Deslizó la yema con parsimonia, con
suavidad por encima.
-No.Le ignoró hasta que una de esas manos paró su avance.
-Déjame.
-¿Porqué?
-Porque…te lo pido.
Estaban tan próximos que devoró la sensación de poder hundirse en esos iris, tan únicos. Porque lo eran. Él lo era aunque no lo creyera así. Leyó la duda y…la aceptación en la tensa faz.
-¿Duele?
-No. Son un aviso…
-¿Para quién?
-Para todos…para que no se acerquen. No soy un hombre fácil, Lena.
-Tú no eres tú pasado, Ryan Baldassare Borges, sino tu presente. Eres Ryan Robb. Un buen hombre…
Fue la
primera vez en su vida, la primera vez desde que conocía al hombre más
reservado de su vida que éste le mostró
un atisbo de vulnerabilidad. Escuchar el nombre recibido al nacer y del que
había tratado de huir toda su vida rompió algo de esa coraza que lo cubría. Se
creía un monstruo porque su maldito
padre se lo grabó en la mente, en su corazón, en la sien y…en su alma.
¡Dios
santo!...Ryan estaba roto por dentro…como lo estaba ella. La única diferencia
era su mayor capacidad para ocultarlo a todos los que se asomaran e intentaran
descubrir sus secretos.
Yo no soy
todos, Ryan.
Las largas
pestañas casi ocultaron esos rasgados ojos.-No. No lo eres…pero eso no…
No dejó que terminara la frase antes de golpear esos labios con los suyos. Para callarle, para no pensar, para dejar de temer a lo desconocido.
La
contención se esfumó.
Se sintió
aplastada contra la puerta, desde los muslos a los labios y por un segundo
sopesó si lo que estaba haciendo era lo que deseaba… hasta que dejó de hacerlo
y decidió seguir la petición del hombre que parecía estar devorándola.
Sentir en
todos los poros de su cuerpo, sin pensar en el después…
El después…
Su cerebro
se detuvo.
El
matrimonio.
Su mente se
aceleró…
¿Habrían
iniciado los preámbulos mientras que ella creía que Ryan sentía lo que estaba
haciendo cuando en realidad estaba cumpliendo con su deber?
Tenía que
pensar…pero era tan difícil…
No era él
quien había comenzado esta vez. No podía pensar, ni tratar de
decidir…absolutamente nada con la boca de Ryan haciéndole lo que le estaba
haciendo. Había separado sus labios y esa cálida lengua la estaba haciendo
perder los nervios. Le recorría cada recoveco, le acariciaba, lentamente, más
rápido para reducir de nuevo esa intensidad. Sentía contra su cadera el
abultado miembro bajo el pantalón, empujando contra su pelvis, contra la dura
pared. Sus gruesos muslos hundiéndose entre los suyos, presionando, apretando
contra ella. Esa fricción…
No podía
respirar contra esos labios que se habían separado para deslizarse hacia un
lado, hacia su mejilla, lamiéndola…hasta alcanzar ese punto bajo su lóbulo que
latía enloquecido.
Se tensó
brevemente al sentir una de sus manos introducirse por debajo de sus bragas. No
se había dado cuenta de que le había desabrochado la cintura del mismo o abierto la bragueta.
Esos largos y endurecidos dedos la acariciaron sin dudar. Temblaba.
La madre de…
Había
conseguido bajarle la cintura del pantalón hasta media cadera y su otra mano se
había colado por su espalda mientras esa endiablada boca no cesaba , no le
dejaba descansar un solo segundo, mordisqueando en ese exacto punto que le
provocaba escalofríos por todo el cuerpo. Con un brusco movimiento Ryan la
aferró del trasero y empujó contra él, no dejando que el aire circulara entre
los dos. Ya no sentía el frío metal a su
espalda sino únicamente espacio libre
hasta que de nuevo desapareció, transformándose en algo blando y fresco.
Sólo
sentía…calor y de seguido el inmenso peso de Ryan, apretándola contra el
colchón, cubriéndola entera. No sabía cómo habían ido a parar al cuarto de
Ryan.
Dios, dios…
iba en serio.
Trataba de
posicionarse entre sus muslos y aunque ella no quería facilitárselo, no era
contrincante para él…para esa ruda insistencia, logrando con repetitivos
empujones desplazar la posición de sus abiertos muslos hacia los lados con sus
rodillas hasta quedar plenamente satisfecho y ella…algo vulnerable.
No estaba
acostumbrada a esto. Ocurría rápido, en un torbellino de sensaciones.
Apretó sus
desnudas manos contra los costados aún cubiertos por los faldones de la negra
camisa. Sentía contra su desnudo vientre la helada hebilla del cinturón de Ryan
y el duro y grueso bulto contra su ingle. Las caderas de Ryan golpearon las
suyas, carentes de esa suavidad anterior. Los juegos habían dejado paso a la
necesidad, a la fiereza y al choque de sus cuerpos.
-Joder,
mujer… ¿Qué coño me haces?
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No la
asustes…no lo hagas…
No estropees
lo que llevas esperando tanto…
Sintió esas
duras pero suaves manos en sus costados y casi perdió el nervio. Esto nunca le
ocurría a él. Jamás se rendía a la falta de control pero el…olor de su pareja,
el sabor, la sensación de tenerla bajo él…la mera posibilidad de hundirse en
ella hasta el fondo...
Hace unos
instantes creyó que se resistiría, al hacerse un hueco entre sus muslos pero le
había dejado…
La necesidad
de tenerla le urgía, le hacía perder la noción de todo.
Joder…ella
tenía el culo más lleno, más suave y más redondo…hecho para sus manos. Lo
acarició sabiendo lo que arriesgaba pero necesitaba memorizar esa forma antes
de continuar.
La había
relajado y calentado.
Ahora
llegaba…el resto.
Se enderezó
de golpe hasta quedar arrodillado entre esos muslos y casi, casi mandó todo al
infierno para dejarse llevar por el momento, aplastarse contra su compañera,
besarla, comérsela a mordiscos, lamerla entera al verla tendida con los muslos
desplegados y la mirada turbia fija en él como si no terminara de entender el
hecho de haber llegado a ese punto.
Recorrió con
su mirada a Lena.
Su corazón
se paró. Literalmente.
Era suya…
Siempre lo
fue desde que se encontraron de críos. Almas gemelas.
-Vuélvete.Lena pareció recobrar algo de serenidad al tiempo que se incorporaba sobre sus codos y balbuceaba con escasa convicción.
-¿Qué?
-Te necesito boca abajo.
Los castaños ojos dejaron atrás ese aspecto perdido para enfocar su mirada en él.
-¿Qué has…?
-Ya me oíste, Lena.
-Estoy bien así…
Estaba dejando atrás toda su ventaja y ella se estaba distanciando de la neblina de sensaciones que la habían obcecado. Y…arrepintiéndose. Lo leía en su mirada que lentamente se iba enfriando y endureciendo.
Lena
enrojeció al desviar su mirada hasta su desatado pantalón. Con torpes y
presurosos dedos trató de subir la cremallera y atárselo, tras colocar las
sencillas bragas en su lugar. Se estaba tensando.
-No lo
hagas.Ella lo miró alucinado.
-Que no haga, ¿El qué?
-Atarlo.
Lena se sentía incómoda y ocultaba su mirada, encogiendo poco a poco las piernas, alejándolas de él.
Con su mano
se lo impidió al afianzarla en el muslo femenino. Joder…él no era suave. No
sabía serlo y si su mujer se cerraba en banda…
Sentía el
fino músculo del muslo que presionaba tensarse bajo la palma de su mano.-Necesito saber, Ryan.
Esperaba la
maldita petición pero creyó que llegaría algo más tarde. Mucho más tarde…
Sin desasir
la cálida extremidad se acomodó sobre sus piernas, manteniendo la misma
postura.-La ceremonia tiene una finalidad esencial, Lena. Enlazar al Begirale y a su protegida hasta que el lazo se rompa con la muerte de uno de ellos.
-¿Cómo?
Condenada mujer. Al meollo…sin vueltas de tuerca.
- Ambos han de yacer y alimentarse…
-Bueno, tampoco es para tanto…
-…juntos.
El suave
juramento femenino le puso el vello en punta. Se estaba cerrando a la mera
posibilidad.
-El
protegido ha de recibir vida y sangre del Begirale, en beneficio de la raza.-¡Al cuerno con la puta raza!
De un tirón Lena se deshizo del agarre de su mano, para terminar incorporada contra los oscuros almohadones que llenaban la cabecera del lecho, en actitud defensiva y de pleno rechazo.
Ryan apretó
los dientes.
No terminaba
de entenderlo la muy ilusa. La Cleda, el órgano regente de la Dandraara, del
que formaba parte la directora, había dictaminado y si no era por las buenas lo
sería por las malas.
-No tienes
elección, mujer. Si tratas de huir te encontrarán, si te niegas se te obligará,
si rechazas la protección del Begirale nos condenas a ambos y a la propia raza al deshonor...simplemente
por temor a lo desconocido.-¡No es por eso!
Si la única manera de lograrlo era picar su honra, no eludiría dicha posibilidad.
-Dame la razón entonces, Lena porque desde mi punto de vista lo que te para es el miedo a yacer conmigo…lo cual es inmensamente egoísta.
-y, ¿Porqué no doy yo y recibes tú?
Se puso como
tenso en un instante y al mismo
tiempo se cabreó.
No llegaban
a ninguna parte hablando.
Había
agotado la jodida paciencia.
Agarró con
rapidez y sin miramientos los cubiertos tobillos de su compañera y tiró de ella
arrastrándola sin previo aviso, provocando en ella un resoplido de sorpresa.
Dejando caer de golpe todo el peso de su cuerpo y con las caderas aprisionando
las suyas, la sujetó por la mandíbula, obligándole a no apartar la mirada de la
suya.
Lena abrió la boca para hablar pero se la tapó con la palma de la mano y la aplastó contra el mullido colchón hasta que ésta soltó un leve quejido.
-Como mi protegida, recibirás un masaje con aceite ceremonial…por todo tu cuerpo. Necesitarás estar bien lubricada para recibirme. También relajada y…dilatada.
Los castaños
ojos se agrandaron para entrecerrarse a continuación, frunciendo el entrecejo.
-Dormiremos
desnudos en el lecho para habituarnos a lo que desde mañana será lo normal. En
cuanto al rito en sí, se celebrará en la intimidad con la presencia de
Directora, ante la cual se consumará, dando fe de la unión. La raza nos dio la
vida y si no seguimos adelante con la ceremonia… puede arrebatárnosla. Ella
decidirá. Consumaremos la unión y beberé de ti, mi protegida para marcarte en
mi, para poder seguirte allá donde vayas y encontrarte allí donde te
encuentres. Es la manera de proteger a la carga y mantenerla a salvo.
Quedaremos unidos y afianzaremos el lazo con frecuencia, así que…hazte a la
idea.
Lena se
revolvió bajo el peso de Ryan pero este afianzó con dureza la sujeción.
-No tenemos
elección y…si la hubiera me importaría una mierda porque está decidido. El hermoso rostro se aproximó al contraído por la pura rabia.
-Tienes diez minutos para decidirte, mujer. Por las buenas…o por las malas. Otros diez segundos para desnudarte ante mí y tenderte boca abajo, relajarte y abrirte de muslos y quien sabe…quizá cumplamos la primera de las imágenes que nos detalló el capitán… ¿No crees?
Sabía que la
estaba desafiando y enfureciendo pero no tenía salida ya que si la dejaba
decidir, ella rebuscaría una jodida e inservible salida que a todos dañaría a
la postre.
El enfadado
rostro se sacudió levemente y empujó contra la palma que le cerraba la
posibilidad de contestar. Un rabioso… ¿puedo hablar de una maldita vez?...se
filtró a través de su mano.
La apartó
con cautela.-Te respondo en diez minutos…hijo de la gran puta.
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3 comentarios:
Esto si que no me lo esperaba, tiene que beber de su sangre? agggg
Pobre Lena y pobre Ryan.... Está cada vez mas que interesante, ahora tendré que esperar hasta el lunes para saber lo que pasa, jo
Bueno como no queda de otra hasta el lunes que viene, besos y abrazos
jijijij, uyyyyy aún queda bastante...pero yo no digo nada que destrozo la intriga
Muuuchos abrazos
Begooooooooo, no quería ponerme a leer esta historia para no sufrir 2 veces a la semana por tu culpa, pero sin querer comencé y ya perdí la batalla XD por favor, de qué fecha es la primera entrada para poder comenzarla desde el principio????
Un gran saludo ;)
Let :D
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